Existen hay elementos con los que convivimos día a día, los cuales terminan siendo muy cotidianos para nosotros. Uno de esos, en el terreno de los dispositivos electrónicos, es el conector USB tipo C.
¿Conoces sus características y beneficios? Descubre todo al respecto a continuación.
La evolución hacia el USB C
Desde la aparición de los conectores USB, en 1998, el entorno computacional cambió. Esta tecnología hizo más práctico todo, y ofrecía la rapidez que se precisaba en aquel entonces (de acuerdo a los recursos disponibles), con una velocidad de transferencia de 12 MB/s.
Un par de años más tarde llegó la versión 2.0, la alcanzaba una rapidez de hasta 480 Mbps. Fue a partir de ahí que su popularidad se extendió y comenzaron a salir diferentes tipos de formatos, comprendidos en los grupos A y B.
La versatilidad que aportó la conexión USB fue siendo aprovechada cada vez por más y más dispositivos, adaptándose a distintos tamaños. Lo anterior dio paso a los puertos y conectores mini USB y micro USB. Estos últimos siendo los que tuvieron una especial relevancia, junto con las entradas A, pues tenían las medidas perfectas para ser incluidos en pequeños aparatos como los celulares o los discos duros externos.
Tras 15 años de adaptaciones, se dio el salto de 2.0 a 3.0, una versión capaz de alcanzar una velocidad de hasta 4.8 Gbps. Y de ahí en 2013 a la 3.1, que en su primera generación llegó a velocidades de 5 Gbps.
Es en el año 2014 que aparece el puerto USB tipo C, el cual con sus diferencias respecto a los conectores A y B, los dejaría obsoletos.
Características del USB C
Se trata de un conector que llegó aprovechando todos los avances conseguidos hasta el momento. Es práctico y pequeño (esto porque su forma ya no tiene ángulos desiguales o enormes, como en el USB A y B, sino que es plana con bordes ovalados).
Sin necesidad de que tenga que haber una presentación “mini” o “micro”, para utilizarlo con una amplia gama de dispositivos, desde discos duros hasta baterías recargables, y por supuesto smartphones y tablets. Además, tiene la potencia suficiente para la transferencia de información en PC y hasta en servidores.
Sobre este formato USB C se han dado las actualizaciones posteriores, como la mencionada 3.1 de segunda generación, y la 3.2, con sus 2 generaciones y 4 sub generaciones (1×1, 1×2, 2×1 y 2×2), optimizándolo cada vez más.
Hoy por hoy la más reciente es la versión 4, con cable USB tipo C reversible en su totalidad (sin extremo tipo A), que permite velocidades de hasta 40 Gbps o 5 GB/s.
Beneficios del USB C
Sin importar que el cable USB tipo C que uses sea 3.1 o 4, podrás disfrutar de las siguientes ventajas:
1. Rapidez en transferencia asegurada
La primera ventaja es la rapidez que este tipo de puerto USB posee para realizar transferencias de datos, pues su velocidad llega entre los 5 a 10 Gbps.
Esto es muy importante para el usuario, pues muchas veces necesitamos mover archivos realmente pesados, por ejemplo, de una PC a un HDD externo, o a una memoria USB.
Este proceso, que anteriormente tomaba un tiempo considerable, hoy por hoy es posible llevarlo a cabo a altas velocidades, lo cual corresponde a una gran ventaja de este tipo de conector.
2. Versatilidad en reversibilidad
¿Quién no recuerda intentar conectar un cable o memoria USB y jamás atinarle al lado correcto? Aunque parezca broma, era algo (y sigue siendo con los conectores A) tan recurrente que incluso se crearon memes al respecto.
Por suerte, el puerto USB tipo C no tiene una orientación específica, y su forma simétrica permite que pueda ser conectado sin tener que estar dándole la vuelta un montón de veces hasta que pueda ajustar.
De esta manera, evitas averías en el puerto USB producto de un mal manejo al intentar enchufarlo, así como también evitas el doblar el cable excesivamente.
3. Carga veloz PD
Como bien sabemos, la tecnología USB no tiene como única función la transferencia de información, sino que además la usamos en los cargadores de muchos de nuestros dispositivos y gadgets. Esto debido a que su rapidez se extiende hasta este escenario, utilizando algo llamado “carga Power Delivery” o “carga PD”.
Con la carga PD un puerto USB tipo C ofrece la energía que el host permita, es decir, que no hay límite para la potencia por parte del conector o del cable, como sí sucedía con los tipos A y B. La potencia a la que puede llegar es de 100 W, bastante para que cada dispositivo tome la energía que necesite.
Así, no tienes que esperar horas y horas hasta que una batería se cargue. Esta ventaja es muy práctica si vas de prisa y tu teléfono celular está a punto de apagarse. Con solo unos minutos que conectes tu smartphone a la corriente, conseguirás la carga suficiente para que aguante mucho tiempo encendido.
4. Estándar a futuro
Los puertos USB tipo C se destacan por su fluidez e increíble velocidad para transferir información y energía, además de la manera flexible en la que dejan que los dispositivos administren esta última característica.
De forma pequeña, simétrica y simple y una adaptabilidad multitarea, no cabe duda que el USB C llegó para quedarse un largo rato en el territorio de la tecnología. Es por esta razón que cualquier inversión en cables y gadgets que hagan uso de lo último en sus avances, es positiva.
5. Alta compatibilidad
Muchos notebooks ya han implementado esta tecnología, aprovechando todas sus ventajas. Entre ellas está la alta compatibilidad, que propicia las conexiones del puerto USB tipo C con conectores VGA, HDMI, Ethernet y versiones pasadas de USB.
Invertir en un aparato que posea esta tecnología es algo de lo que no te arrepentirás, por lo que si buscas una PC que la tenga, como una notebook gamer, ultraliviana, convertible o una computadora All in One, en la Acer Store podrás encontrarla.